2 de abril de 2013

DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LA HEPATITIS VÍRICA (I)


La hepatitis vírica es una enfermedad hepatocelular inflamatoria. Según el tipo de virus que causa la enfermedad se clasifica en hepatitis vírica A, B y no A no B. Todas estas formas de esta patología contagiosa del tracto digestivo tienen características en común que se pueden resumir en un cuadro básico: disminución del apetito, náuseas, molestia a nivel del epigastrio e hipocondrio derecho, astenia; en algún caso se acompaña de ictericia y fiebre, hepatomegalia, dolor a la presión y anomalías en el funcionalismo del hígado.
Hepatitis A
En cuanto a la forma aguda se distinguen la hepatitis recrudescente, la hepatitis anictérica, hepatitis fulminante y necrosis en fuentes. La forma crónica incluye la hepatitis activa crónica y hepatitis persistente.
Como factores etiológicos se encuentran la infección, pero favorecen su aparición el alcoholismo, agotamiento físico y una nutrición deficiente.
La medicina tradicional china distingue como síntomas principales “la ictericia”, “algia intercostal” y “masa abdominal”.

Etiología y fisiopatología
La hepatitis vírica está causada por la humedad y el calor externo, factores infecciosos y, la disfunción de bazo-estómago. Si el Qi defensivo se debilita o se produce una insuficiencia de bazo-estómago, un trastorno alimentario (falta de higiene), el consumo habitual de alcohol o el agotamiento pueden obstaculizar la función del transporte del bazo. En este momento la patología se complica por la agresión de factores externos, la humedad y el calor.
Si se debe a una afectación por el factor infeccioso, se produce humedad-calor interno que se convierte en sequedad porque se consumen los líquidos y se produce el fuego causando una ictericia aguda. La influencia que tiene el trastorno del bazo-estómago sobre el hígado es la etiología principal.
La acumulación y el estancamiento de la humedad y el calor debilita la función de absorción y distribución del bazo-estómago y aparece anorexia.
La inhibición del mecanismo del Qi por el factor patógeno produce una alteración de la circulación vertical del estómago: Sensación de plenitud epigástrica, eructos, náuseas o vómitos.
La inhibición del bazo por la humedad (el bazo controla los músculos y las extremidades) ocasiona pesadez corporal y astenia.
La obstrucción hepática (la tierra hace oposición a la madera) provoca bloqueo de las vías de circulación debido al hígado y la disfunción del sistema vascular y del meridiano provoca algia intercostal, obstrucción del Qi y estasis sanguíneo, incluso masas acumuladas a nivel costal.
La invasión de hígado y vesícula biliar por la humedad y el calor hace que la bilis circule fuera de su conducto habitual y aparece ictericia generalizada.
La hepatitis vírica aguda se puede definir como una lucha violenta entre el factor patógeno y el sistema defensivo. Por un tratamiento inadecuado, este proceso agudo se cronifica.
La etiología y fisiopatología de la hepatitis vírica crónica se debe a la insuficiencia del Qi defensivo que provoca debilidad del bazo, deficiencia Yin de hígado y riñón, y causa la inhibición del bazo por la humedad. Así ocasiona la obstrucción del Qi y estasis sanguíneo.
La penetración del factor infeccioso junto con el calor o la acumulación de la humedad-calor interno se convierten en fuego lo que perjudica a la dermis, las glándulas sudoríparas, los músculos y los órganos. Se consumen los líquidos, se perjudica la sustancia sanguínea y la sangre y se altera el pericardio. La sintomatología correspondiente es ictericia, fiebre elevada, náuseas con vómitos, coma con delirio, convulsiones, máculas cutáneas, hemoptisis, melena, etc.

Diagnóstico según las exploraciones siguientes
1) Antecedentes de contacto con un portador del virus de la hepatitis por vía hemática o parenteral.
2) Aparición de sintomatología digestiva que no ha sido provocada por otras causas; ejemplo: inapetencia, náuseas, sensación de plenitud epigástrica, algia intercostal, astenia, etc.
3) Signos físicos: hepatomegalia, dolor a la presión o la percusión durante la exploración.
4) Alteraciones de los valores de laboratorio:
- transaminasas: GPT, GOT
- índice ictérico
- bilirrubina total
- ácido úrico
- tiempo de protrombina
- Gamma GT
- colesterol
- fosfatasa alcalina
- trigliceridos
- creatinina.
Es aconsejable practicar las pruebas correspondientes a cada caso concreto, ya que sobre todo los valores anormales de la GTP constituyen el indicador principal para el diagnóstico.
El reconocimiento por medios inmunológicos del antígeno de superficie de la hepatitis B confirma o descarta según resultado la existencia de esta patología. Las pruebas inmunológicas y los ultrasonidos son medios importantes para diferenciar la hepatitis crónica agresiva.
En el caso de la hepatitis anictérica debe averiguarse si hay antecedentes de patología epidémica, se realiza la prueba del antígeno de superficie de la hepatitis B y la ecografía y se observa el aumento del valor de GTP La hepatoesplenomegalia indica gran posibilidad de que se trata de una hepatitis.

Diagnóstico diferencial
La hepatitis ictérica debe ser diferenciada de otras patologías ictéricas, sobre todo de las siguientes.
1. Cálculos biliares e infecciones del conducto biliar: acceso agudo, dolor intenso en la zona supraumbilical derecha, evidente dolor a la presión en la zona de la vesícula biliar, acompañado de aversión al frío, fiebre, aumento de leucocitos; en las exploraciones de las funciones hepáticas no se detecta anomalía significativa en la prueba de turbidez, el aumento de GPT no es tan evidente como en el caso de hepatitis, reacción positiva directa en la prueba de Van Den Bergh. Aumento de colesterol y AKP.
2. Leptospirosis: antecedente de contacto con agua infectada, acceso agudo, fiebre elevada, hiperemia conjuntival, importante dolor del tracto gastrointestinal... Temprana aparición de la ictericia. En la fase inicial puede aparecer lesión del riñón, propensión a la hemorragia, etc.
3. Ictericia por obstrucción interna o externa del hígado, por ejemplo: cáncer de la cabeza de páncreas, cáncer del conducto biliar extra hepático, cáncer hepático, hipertrofia linfática del hileo hepático o del conducto colédoco (tumor o nódulo metastásico, etc.), quiste del conducto colédoco, estenosis postoperatoria del conducto biliar etc.
Las patologías mencionadas anteriormente tienen las siguientes características.
1) Los pacientes suelen ser de edad avanzada.
2) El acceso es paulatino y la ictericia se descubre de forma casual.
3) El aumento de la GTP no es muy alto (suele ser inferior a cuatro veces del valor máximo normal), en la fase inicial el resultado de otras pruebas de funcionalismo hepático son normales.
4) En caso de obstrucción inferior del conducto colédoco, en la ecografía se puede apreciar el aumento de la vesícula biliar.
5) Aumento de serummuco-proteína.
6) En la colangiografía retrógrada de la duodeno-fibroscopia se puede apreciar obstrucción extra hepática.
7) En el caso de cáncer hepático, el scanner hepático puede demostrar lesiones con densidad diferente de la del tejido normal y la alfafetoproteina suele descubrirse en el suero de casi todos los pacientes. En caso del cáncer de la ampolla de Vater y otros cánceres extra hepáticos del conducto biliar suele detectarse sangre oculta en las heces, el drenaje duodenal puede ser sanguíneo, y se pueden encontrar células neoplásicas. En el caso de cálculos del conducto colédoco suele haber antecedentes de cólico biliar, en la radiografía simple del abdomen se pueden observar ocasionalmente cálculos; en caso del cáncer de la cabeza del páncreas y cáncer del estómago, la radiografía de tracto gastrointestinal superior da positivo y suele aparecer hipertrofia linfática supraclavicular izquierda.
8) Test de la hormona adrenocortical: Prednisona 30mg/día, dividida en varios tomas vía oral, durante 5-7 días seguidos, la serobilirrubina suele permanecer sin bajar, o aunque baje un poco, si se sigue administrando el medicamento, volverá a subir.
9) Test de fenobarbital: en adultos 30-60mg/toma, 4 tomas/día, en niños 10mg/kg, durante 5-7 días seguidos, no se observa disminución significativa de la serobilirrubina.
10) en caso necesario, se puede hacer una laparoscopia o una laparotomía. Las patologías no ictéricas y la fase inicial de la ictericia deben diferenciarse de las infecciones de vías respiratorias altas, artritis reumática, dispepsia, gastroenteritis, úlceras digestivas, etc. La hepatitis crónica y persistente debe distinguirse de la bilharziasis crónica, hígado graso, cirrosis, cáncer hepático, patologías gastrointestinales crónicas, etc.

Dr. Hu Ding Bang
Catedrático de MTC de la Universidad de MTC de Pekín.
Director del Hospital Universitario DONG ZHI MEN.

Fundación Europea de MTC

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